Peligra la temporada de cruceros en Tierra del Fuego

17/09/2021

El turismo de cruceros ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus y hay una posibilidad que se habilite la temporada este año, se habla que podría ser en octubre o noviembre.

Para retomar con la actividad se debe trabajar en los protocolos para la llegada de turistas extranjeros, algo que está prohibido en el país.

El presidente de la Cámara de Turismo, Ángel Brisighelli, prácticamente dio por perdida la temporada de cruceros este año, ante la indefinición del Gobierno nacional sobre la apertura de fronteras.

Por Radio Universidad 93.5, indicó que “el invierno realmente fue muy bueno y hubo mucha nieve. La nevada de estos días ha sido una última gauchada que nos da aire para llegar hasta fin de mes sin preocuparnos demasiado por ese tema. El trabajo fue bueno y prácticamente estamos en los mismos niveles de agosto y septiembre de 2019, pero para el verano desgraciadamente no tenemos un horizonte tan venturoso”.

“La indefinición sobre la apertura de fronteras y las restricciones a los vuelos internacionales nos está afectando muchísimo, porque Ushuaia tiene más movimiento de turismo internacional que de turismo nacional. Estamos previendo una temporada muy parecida a enero, febrero y marzo de este año, y eso significa trabajar a un 35% de una temporada normal”, adelantó.

“Tenemos posibilidades muy ciertas de tener otra vez una temporada de cruceros totalmente fallida, como el año pasado, y los niveles de cancelaciones son muy importantes. Las cancelaciones se deben absolutamente a la falta de definiciones de la Argentina sobre la posibilidad de operar de los barcos –aseguró-. Hubo varios anuncios, sobre el protocolo del puerto de Ushuaia, el protocolo de la Dirección de Sanidad de Fronteras de los barcos, que fueron noticias muy importantes. Lamentablemente no eran las únicas decisiones a tomar para destrabar este tema. Hoy tenemos toda la documentación, las normas y los protocolos que tienen los barcos para poder operar en los puertos argentinos, pero todavía la Argentina no determinó cómo se va a hacer y a partir de cuándo van a poder ingresar los turistas para subir a esos barcos. Tenemos los barcos pero no pasajeros que se suban, y eso es lo mismo que nada”, cuestionó.

Luego de la derrota del domingo y la crisis política que desató, expresó que “en los últimos días no se pudo hablar con nadie del gobierno. Antes de eso estuvimos trabajando todas las organizaciones vinculadas con el turismo. En condiciones normales, el turismo receptivo es el tercer generador de divisas por exportación, después de la soja y el complejo automotriz. Todos los ministerios de turismo de las provincias y desde Tierra del Fuego el INFUETUR, han mantenido contacto permanente con el Ministerio de Turismo de Nación para tratar de destrabar esto, que está produciendo quebrantos muy importantes en la industria del turismo de todo el país”, aseveró.

En este contexto de indefinición nacional, todos se ven perjudicados, incluso el destino más grande de Argentina que “es sin dudas la ciudad de Buenos Aires, porque no tiene turismo nacional. El 100% del turismo que va a Buenos Aires es internacional porque no es normal que el argentino vaya a pasear. El turismo nacional elige Ushuaia, Calafate, Bariloche, Iguazú, Salta, pero no Buenos Aires. Nuestro principal cliente internacional es Brasil y el destino emisivo por excelencia es la escapada del fin de semana a Buenos Aires, que está extremadamente dañado por el cierre de fronteras. Todos estamos afectados por lo mismo”, remarcó.

Fuga de cruceros

De hacerse el anuncio en octubre o noviembre, habiendo transcurrido ya la mitad de septiembre, la temporada igualmente está perdida, porque “el negocio del turismo, para arrancar necesita como mínimo de cuatro meses, independientemente del inicio de la temporada. Si el anuncio es a partir de mañana, ya no sirve, porque hay que cotizar, hacer las reservas, armar los paquetes, publicitarlos y venderlos hasta que la gente empieza bajar. Lleva cuatro meses que la rueda empiece a girar y, en el caso de los cruceros, estamos mucho más complicados, porque las primeras operaciones son a fines de octubre y principios de noviembre. Estamos a 45 días y todavía las empresas de cruceros no saben cómo van a poder ingresar la gente a la Argentina, tampoco saben si van a dejar operar los vuelos y si van a dejar entrar a los pasajeros. Si los dejan entrar, no se sabe si les van a pedir PCR, vacunación, cuarentena o qué. Obviamente es inviable la operatoria turística en estas condiciones”, sentenció.

No es en absoluto menor lo ocurrido con la empresa SilverSea, porque “tomó la decisión de firmar un contrato por cinco años con el gobierno chileno y esto es grave. Estamos hablando de barcos que por cinco años no se van a poder recuperar, cuando la empresa tenía programado operar con cuatro barcos en Ushuaia esta temporada: el Silver Explorer, el Silver Clown, el Silver Whisper y el Silver Dawn”, precisó.

“Es una cantidad muy importante de barcos y los antárticos están en una capacidad de 150 pasajeros como promedio. Además estos barcos tienen entre 10 y 12 recaladas por temporada, es decir que estamos perdiendo entre 10 mil y 12 mil pasajeros por temporada”, señaló sobre esta franja solamente.

Mitad cancelada y la otra en vías de hacerlo

Además aclaró que “nunca tuvimos recaladas confirmadas, porque las condiciones de operación no estaban. Teníamos recaladas programadas y para esta temporada eran 495. Si se hubieran cumplido, hubiera sido el récord de recaladas en la historia del puerto de Ushuaia. Hoy ya tenemos confirmada la cancelación del 50% de esas recaladas, y esas las perdimos. Las otras tampoco están confirmadas sino programadas, y hay gente que todavía no tomó la decisión de qué va a hacer. Deben ser 50 ó 60 barcos los que operan en el puerto de Ushuaia en toda la temporada y muchas de esas empresas no han decidido qué van a hacer a partir del 1° de noviembre”.

Explicó que en Ushuaia operan “dos grupos grandes de barcos con características diferentes, los cruceros de gran porte u oceánicos, que van y vuelven cuatro o cinco veces por temporada, y pueden tener hasta 3 mil pasajeros; y los cruceros antárticos, que son más chicos, con unos 150 pasajeros, que tienen entre 10 y 12 recaladas por barco, por temporada. En líneas generales estamos hablando de unos 150 mil pasajeros”, estimó del monto global.

“Ya hemos perdido los barcos más grandes, porque la operatoria es mucho más compleja. Son barcos que tienen que tocar cuatro países y las reglamentaciones de esos países se tienen que alinear para que el barco pueda operar”, lamentó.

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