Advierten que el proyecto de Republicanos habilita la instalación de salmoneras en la costa norte de Tierra del Fuego

14/07/2024

Hace tres años, en Tierra del Fuego se prohibió la instalación de granjas de cultivo de salmones en mares, canales y lagos. Esta decisión se convirtió en una noticia mundial, marcando a Argentina como la primera nación en rechazar este proceso industrial, el cual, según evidencia científica, daña los ecosistemas y crea “zonas muertas” en el fondo del mar.

La votación fue unánime. Luego de cuatro años de debate, los legisladores, con el respaldo total del movimiento ambientalista y de los habitantes de la provincia, aprobaron una normativa trascendental. La ley 1355 se convirtió en un modelo para otros países que decidieron seguir el mismo camino.

Pero la reciente presentación de un proyecto para derogar esta norma por parte del bloque de legisladores libertarios de Republicanos Unidos, Agustín Coto y Natalia Gracianía, encendió nuevamente las alarmas.  "La iniciativa prohíbe su instalación en el Canal Beagle, pero habilita esta industria en lugares como Bahía San Sebastián y la costa norte de la isla", explicó Nancy Fernández, referente de la organización Mane'kenk, que lucha contra la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego.

"Necesitamos que la comunidad de Río Grande se involucre porque la Costa Atlántica es una costa protegida", advirtió. En el sector existe una reserva natural donde está permitida la pesca artesanal, que produce ingresos para familias y pequeñas empresas.

La salmonicultura consiste en la cría intensiva de salmónidos en condiciones controladas con fines comerciales. En este método, los salmones son engordados en "jaulas de redes abiertas o flotantes" ubicadas generalmente en bahías y fiordos costeros. Esta técnica se originó en Noruega a finales de la década de 1960.

Las jaulas pueden alcanzar el tamaño de una cancha de fútbol. Según diversos estudios citados por quienes se oponen a esta práctica, el hacinamiento de los peces en estos grandes corrales favorece la proliferación de parásitos y patógenos que contaminan el agua. Además, debido al uso de nutrientes y químicos en cantidades tóxicas, los desechos que se acumulan en el fondo marino generan "zonas muertas" donde no puede prosperar ninguna forma de vida.

Esta nueva propuesta deroga la ley vigente y busca ampliar el régimen de la 'Ley de Pesca' (Ley Provincial Nº 244), estableciendo un sistema de concesiones para aguas extraídas y promoviendo el desarrollo sostenible de la industria acuícola, según señala el comunicado de prensa con el que se dio a conocer la medida. En febrero de este año, Coto había adelantado a través de la red social X, que buscaría la derogación de la ley que prohíbe la actividad.

“Es una discusión sobre producción, no sobre el medio ambiente. Se realizó un estudio económico y de factibilidad, y la decisión de prohibir en su momento se basó en eso. Es una industria que tiene impactos irreversibles en el ecosistema. A las salmoneras se les otorga un punto en concesión por ocho años. Luego, deben levantar ese punto y trasladarlo a otro lugar porque destruye el mar y mueren los salmones”, explica Martina Sasso, titular de la ONG Por el Mar, que promueve la protección de los bosques de macroalgas en Tierra del Fuego y trabajó activamente en la campaña "No a las salmoneras".

“Acá es donde viene la ecuación económica -sigue-. En Chile existen 6.600 puntos de salmonicultura. Eso les da a ellos la proyección de que pueden expandir la salmonicultura. A la Argentina vino la mayor empresa del mundo, Maui, para analizar las posibilidades. Detectaron cinco puntos a lo sumo para producir en nuestro país. Es un negocio de cortísimo plazo: en ocho años tenes el mar muerto y no sabés dónde meter las salmoneras".

Desde una mirada científica, Adrián Schiavini, biólogo y miembro del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) se pregunta: “¿Vamos a hacer bosta el canal del Beagle por 5 centros de cultivo para poner 75 puestos de trabajo y conseguir 30.000 toneladas?”. Como Sasso, Schiavini sugiere que la solución más viable y menos perjudicial sería desarrollar la salmonicultura en instalaciones terrestres con sistemas de recirculación de agua. “Lo que se está buscando es que lo que se pueda hacer es instalaciones en tierra que recirculen y cuiden el agua, limpien el agua de los nutrientes que se tirarían de otra manera al mar,” explica.

En declaraciones a Radio Provincia, el director del Centro Ecocéanos, Juan Carlos Cárdenas Nuñez, abordó la situación de la industria salmonera en Chile. Señaló que "esta industria ha estado en constante expansión durante más de 30 años, tanto a nivel territorial como productivo. Esta evolución es crucial para anticipar posibles desarrollos similares en Argentina, especialmente en Tierra del Fuego".

Explicó que "cuando la mega industria salmonera internacional llegó a Chile en la década de 1980, lo hizo con tres promesas fundamentales: proteger el medio marino, solucionar problemas de hambre y malnutrición, y establecer altos estándares laborales y sociales. Sin embargo, tras 44 años, ninguna de estas promesas se ha cumplido".

Destacó que la experiencia chilena con la salmonicultura debe servir de advertencia para Argentina ya que la expansión de esta industria trae consigo graves impactos ambientales, sociales y laborales. "Es crucial que se tomen medidas preventivas para proteger los ecosistemas y las comunidades locales antes de permitir la instalación de la industria salmonera en nuevas regiones", relató. Dijo además que "este es un tema de importancia binacional que requiere un enfoque conjunto y coordinado entre Chile y Argentina para salvaguardar la soberanía y el bienestar de sus territorios y poblaciones".

En Tierra del Fuego se pretende desde hace décadas modificar la matriz productiva, asociada históricamente a la industria electrónica, amparada por la Ley 19.640, que exime de impuestos a las empresas que producen en la isla.

Días atrás, Rubén Cherñajovsky, fundador de Newsan, fue el primero en hacer pública su intención de trabajar para replantear la prohibición vigente en la provincia.

Durante una entrevista manifestó su convicción de que la regulación de la prohibición en la región es un error, argumentando que la actividad puede llevarse a cabo de manera sostenible y cuidadosa con el medio ambiente. “Estamos peleando para que nos dejen hacer salmón porque creemos que se puede hacer cuidando el medio ambiente, como se hace en todo el mundo”, afirmó el empresario.

Con información de Clarín.

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